El viaje continúa con Pill Clock (reloj-píldora, 2011-15), una obra en la que cada tres segundos una píldora blanca cae sobre el suelo del espacio expositivo. Con el paso del tiempo, las píldoras se amontonan y van formando un elemento escultórico junto al ventanal que asoma a la bahía de Santander. A Carsten Höller siempre le interesó el modo en el que las drogas y los fármacos modifican nuestra percepción del mundo. En este trabajo el artista anima al visitante a ingerir una de estas píldoras y comprobar si afecta a su manera de percibir el espacio, la exposición y la realidad, en general.