En sus viajes por EE.UU. —donde lleva viviendo casi quince años— Paul Graham fotografía situaciones cotidianas perpetuando una tradición iniciada por fotógrafos como Walker Evans, Lee Friedlander o Garry Winogrand. Con frecuencia, Graham se centra en esos “no lugares” que conforman el paisaje suburbano, unos espacios intersticiales, de tránsito, que la gente atraviesa rutinariamente, sin detenerse, pero que curiosamente dicen mucho de cierta cultura.
Su cámara captura secuencialmente a quienes cruzan esos entornos anodinos, enmarcando el instante y convirtiéndolo en relato. Es posible que los dos personajes de esta serie —un hombre y un gato— tengan algo en común, aunque sólo fuera que comparten un mismo lugar y tiempo. En su conjunto, esta serie de doce tomas consecutivas funciona a modo de película: parece capturar el tiempo en modo stop motion, transmitiendo una sensación narrativa y revelando con precisión la normalidad de la existencia cotidiana.