Juan Uslé lleva más de dos décadas pintando, normalmente de noche, la serie “Soñé que revelabas”, cuando en silencio escucha los latidos de su corazón y aplica un brochazo por latido.
Con ello, en un trabajo tan universal como íntimo, además de convertir el cuadro en huella y prueba de su vitalidad esencial, al referirse al transcurso del tiempo lo transforma también en una suerte de reloj. La paleta evoca la oscuridad de la noche y, de algún modo, las líneas funcionan como una especie de puntuación.
Desde el punto de vista formal estas pinturas, que podríamos ver como autorretratos, conectan con la historia de la abstracción. Uslé crea un lenguaje que alude al minimalismo pero que podría recordar también a las partituras musicales.