En 1824 Goya se autoexilió en Burdeos y vivió allí, en casa de su amigo Moratín, hasta su muerte. Allí recupera el ánimo y la salud a excepción de la sordera que le acompañará hasta el fin de sus días. Con el optimismo reestablecido sus dibujos vuelven al punto satírico que le caracterizaba, llegando a representaciones grotescas de una sociedad francesa que le divierte y le impacta al mismo tiempo.
Durante este tiempo completó dos álbumes de manera simultánea, ambos a lápiz y ambos con la misma temática: mundo religioso desde la sátira, fantasías, e imágenes reales que le impactaban como por ejemplo el invento del telégrafo que tienes delante de ti.
No, no puedes ver un telégrafo, pero es eso lo que Goya quiso que interpretáramos porque así lo escribió en su dibujo. Los postes de telégrafo eran parecidos a un hombre en dicha posición. Las inscripciones que Goya acostumbró a escribir en estos álbumes te ayudarán a entender mejor su obra y la percepción que tenía del mundo en el que vivió hasta sus últimos días.
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