Láminas retratos Isidre Nonell
Figura de medio cuerpo, 1907.
Óleo sobre lienzo. 73,5 x 59,5 cm
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Isidre Nonell es el nombre más emblemático —que no tiene por qué significar el más creativo— de la generación postmodernista pictórica catalana. Su paso por París entre 1897 y 1900 significó su contacto directo con lo más vivo del arte europeo del momento: llegó a exponer en el Salón de Impresionistas y Simbolistas (1897) y expuso con marchantes tan significativos de la modernidad más absoluta como Ambroise Vollard o Berthe Weill. Centrado en figuras de marginados, los trabajó con pincelada gruesa, suelta y muy vigorosa, lo que le convierte en un predecesor claro de un expresionismo que todavía no tenía entonces un nombre tipificado. Un joven Picasso, ávido de novedades, asiduo como él mismo de la taberna barcelonesa de Els Quatre Gats, lo veneró, y sufrió su influencia, lo que no implica un mimetismo estilístico literal.
Aunque cultivó también el paisaje y el dibujo —con fuerte presencia en la prensa satírica—, sus motivos más recordados son las figuras de mujeres gitanas, algunas fueron modelos con las cuales llegó a intimar. La presente Figura de medio cuerpo, sin embargo, representa a una mujer paya, pues, a partir del año mismo en que está realizada, 1907, el pintor abandonó prácticamente su fijación con las mujeres de la etnia calé, seguramente consecuencia un poco retardada de la muerte trágica de su última pareja, Consuelo, que era una mujer gitana, y a un progresivo serenamiento de su estilo, avalado por un incipiente éxito profesional del que no llegaría a gozar en plenitud a causa de una muerte temprana por enfermedad. Su giro tardío hacia una mayor serenidad estilística, que la presente obra puede ejemplificar perfectamente, avaló la inclusión por parte de Eugeni d’Ors en el Almanach dels noucentistes, en 1910-11. Sin embargo, su inesperado fallecimiento ocasionó que su estilo ya no influyera en el diseño de lo que sería tenido por arquetipo del nuevo movimiento noucentista.
Con todo, su desaparición prematura y su postura siempre inquieta convirtió su memoria en una bandera para los artistas catalanes de la generación más joven, como verbalizó explícitamente Rafael Benet, que aparte de un pintor y crítico señero sería uno de sus primeros biógrafos.
Francesc Fontbona, miembro de número de la Real Academia catalana de Bellas Artes de Sant Jordi, y del Instituto de Estudios Catalanes, doctor en historia y experto en Isidre Nonell.